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  • La Leyenda del Valle del Huasco: El Oasis de Atacama

    La Leyenda del Valle del Huasco: El Oasis de Atacama

    Por miles de años, en un rincón oculto de Chile, más allá de las estrechas quebradas y las montañas que tocan el cielo, ha existido un valle donde el tiempo parece detenerse. Un lugar misterioso, un refugio que, como un secreto bien guardado, ha permanecido ajeno a todos aquellos que pasaron cerca sin descubrirlo. Este es el Valle del Huasco, un oasis en el desierto más árido del mundo, alimentado por las aguas que brotan desde lo más profundo del planeta, provenientes de glaciares de permafrost, ocultos bajo el suelo, como un antiguo latido de la tierra que nunca cesa.

    El Valle del Huasco, conocido como el Oasis de Atacama, es un lugar donde los valles se entrelazan desde la cordillera hasta el mar. Aquí, las aguas que emergen de los glaciares nutren no solo la tierra, sino también las almas de quienes se aventuran a descubrirlo. En sus tierras, las centenarias parras y olivos se alzan como gigantes guardianes de un tiempo inmemorial.

    Cuentan que este valle fue la morada de los primeros habitantes: los diaguitas y los changos, pueblos sabios que aún viven en armonía con la naturaleza, cuidando los ríos, las montañas y las estrellas que iluminan las noches. Entre sus relatos, el más venerado es el del Yastay, un espíritu protector que vela por los ríos y la vida en el valle. Se dice que quien gane su favor recibirá la sabiduría eterna de la tierra. Hoy, aún podemos hallar vestigios de estas culturas en los petroglifos y pictografías a lo largo de la Provincia de Huasco.

    A lo largo de los siglos, el valle fue testigo de grandes encuentros. Los incas, provenientes del norte, cruzaron montañas y ríos en busca de este territorio legendario, heredando técnicas de cultivo, fabricación de cerámicas y emblemáticas construcciones. Más tarde, los españoles trajeron consigo nuevas costumbres, pero también dieron paso a una nueva leyenda: la del pisco, un destilado nacido de las uvas cultivadas por españoles y diaguitas en la cuarta y tercera región del país, el brebaje favorito de los chilenos.

    Desde la cordillera hasta el mar, el Valle del Huasco ofrece innumerables parajes, productos e historias. Alto del Carmen, la comuna más cercana a las montañas de Los Andes y hogar de Jerónimo Godoy, padre de Gabriela Mistral, es un lugar de paisajes naturales, senderos y tradiciones ancestrales, como la producción del Vino Dulce Pajarete. Se dice que quien recorra las montañas de colores y las lagunas de Alto del Carmen aún puede sentir la presencia del Gigante de Pinte, quien camina entre fósiles y cerros de arcoíris, custodiando el Sendero de Chile, antiguo Camino del Inca, que recorre los cielos más prístinos del país, con innumerables opciones para la observación astronómica. Alto del Carmen es mucho más que un pisco, es el hogar de los Piscos de Atacama.

    Descendiendo las montañas de Alto del Carmen, entre chañares, pimientos y eucaliptus, florece Vallenar. En el corazón del desierto, un día apareció un pueblo que parecía surgir de las entrañas de la tierra misma. Era Tololo Pampa, un lugar envuelto en misterio, un pueblo fantasma que se alzaba entre los llanos del desierto como un eco del pasado. Nadie sabía cómo había llegado allí, ni cómo se mantenía oculto entre las vastas extensiones de geositios con formas de gigantes, protegido por el cerro Chehueque, un Apu guardián del valle. Quienes lo encontraron contaron que Tololo Pampa era la puerta de entrada a un viaje sin retorno, un viaje hacia el alma de Vallenar. Un viajero del tiempo te invita a conocer la leyenda de Tololo Pampa, entre relatos de la Guerra del Pacífico, personajes como Ambrosio O’Higgins, celebraciones de la vendimia y festejos con los mejores vinos de Atacama.

    Vallenar nos muestra la magia del Valle del Huasco y el buen vivir, pero Freirina revela una vida rara vez conocida. Se dice que, bajo las estrellas, las montañas de Freirina ocultan tesoros de oro y cobre, y que los ecos de los pirquineros aún resuenan entre las minas abandonadas. La Capital de los Monumentos guarda la historia jamás contada en Chile, un relato del cobre y el oro chileno que data de tiempos precolombinos en el sector de Capote, la primera extracción de mineral en Atacama, que transita de norte a sur por el circuito de la Kamanchaca y el Desierto Florido. Freirina sorprende con su historia, pero también con su naturaleza, resguardando la Reserva Nacional Pingüino de Humboldt en la Caleta Chañaral de Aceituno, hogar de un hermoso ecosistema compuesto por ballenas, pingüinos y distinguidas aves que rondan el Pacífico.

    Los viajeros que continúan su ruta hacia el mar escuchan los vientos de la costa, que traen consigo relatos de los piratas en Huasco, con batallas épicas surcando las aguas en busca de pisco y aceitunas del Valle del Huasco. Las olas aún susurran canciones de piratas, de olivos que crecen al borde del mar y de playas paradisíacas que guardan secretos de siglos.

    Desde el Valle del Huasco te invitamos a descubrir las leyendas que emergen de este hermoso territorio, acompañado de sus productos con denominación de origen: el pisco, pajarete, vino y aceite de oliva. Brebajes ancestrales con más de 400 años de historia, que cuentan con sorprendentes propiedades antioxidantes, una pasión de juventud otorgada por el terroir del Valle del Huasco, creado por sus 5 microclimas, sus 360 días de sol y las técnicas ancestrales de cultivo con cepas de alta calidad, como la uva moscatel, país, chardonnay y aceituna sevillana.

    Pero lo más extraordinario de este valle, lo que realmente lo convierte en un lugar único, es su gente. Los habitantes del Valle del Huasco, como los trashumantes que viajaban con las estaciones, cuidan y cultivan la tierra con un respeto ancestral, y cada uno de ellos es parte de una historia mayor, una historia que se teje entre los viñedos, las aguas del río y los cielos estrellados.

    Así, el Valle del Huasco sigue siendo un lugar donde las leyendas cobran vida. Donde los viajeros que llegan con el corazón abierto pueden sentir la magia de la naturaleza y la historia fundiéndose en cada rincón. Aquí, entre montañas, valles y costas, se vive un tiempo sin tiempo, un tiempo donde lo antiguo y lo nuevo se encuentran, y donde cada paso te acerca un poco más a la esencia de este valle legendario. El Valle del Huasco busca convertirse en la Capital del Turismo Rural en Chile. Te esperamos, y como los antiguos habitantes, te invitamos a descubrir sus secretos, a caminar por sus senderos y a ser parte de una leyenda que nunca termina. ¿Te atreves a vivirla?